La caja de mi laúd
la fabrique en la tarde,
con astillas arrancadas
al atúd de mi padre.
Las cuerdas de mi laúd,
como lo dicen sus sones,
son las fibras deshilachadas
del corazón de los hombres...
Las notas de mi laúd
me las escribe una bruja,
a quién le he dado un tintero
y un apartado en la nuca...
En fin yo soy un cantor
de esas penas y nostalgias
que se cultivan hoy día
como las flores del alma.
lunes, 3 de septiembre de 2007
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